jueves, 30 de abril de 2009

Notas de cocina de Leonardo da Vinci. La afición desconocida de un genio


Perfil de su vida gastronómica II

A Leonardo le encargan que realice reformas en la cocinas del Castello, el gran Palacio Sforza en el centro de Milán. En la Corte no se imaginaban lo que les venía encima.
Leonardo elabora una lista de las necesidades principales de una cocina.

"En primer lugar es necesaria una fuente de fuego constante. Además una provisión constante de agua hirviente. Después un suelo que esté por siempre limpio. También aparatos para limpiar, moler, rebanar, pelar y cortar. También un ingenio para apartar de la cocina los tufos y hedores, y ennoblecerla así con un ambiente dulce y fragante. Y también música, pues los hombres trabajan mejor y más alegremente allí donde hay música. Y, por último, un ingenio para eliminar las ranas de los barriles de agua de beber".
Leonardo se encierra a inventar. Estudia los fuegos, la madera, el tiempo de arder, el calor que emite. LLega a la conclusión de que lo importante es la cantidad de troncos e inventa una cinta transportadora.
Diseña también un asador automático. Una hélice instalada en el interior de la chimenea, sobre fuego, es impulsada por la corriente ascendente de aire caliente y está conectada a unos engranajes que hacen girar el espetón. El asado gira lento o rápido en razón de que el fuego sea pequeño o fuerte.



Para su "provisión constante de agua hirviente", idea un calentador alimentado con carbón. Una serie de tubos metálicos enroscados que se llenan de agua y se ponen sobre las cenizas del fuego. Esto sustituye a la vieja mujer que calentaba agua con pucheros en el fuego. El suelo siempre limpio se consigue con dos bueyes enganchados a un cepillo giratorio de un metro y medio de diámetro y dos metros y medio de ancho, con una ala detrás para recoger lo reunido por el cepillo. Ocupa más espacio que el viejo que barría, pero resulta más eficaz.


Para picar, limpiar, etc. acciona dispositivos en un extremo de la cocina, en parte con la fuerza de los caballos.
Su ingenio más descomunal es una picadora de vacas, que necesita muchos caballos y personas para hacerlo funcionar.
Una máquina rebanadora de pan accionada por aire, es otro ingenio que pone Leonardo en la cocina.

Para la música quiere utilizar unos tambores mecánicos con manivelas de mano acompañados por tres músicos que toquen el "órgano de boca".
Para apartar tufos y hedores, prepara unos grandes fuelles fijados a los techos y accionados mediante un mecanismo ascendente de martillos conectados a una manivela movida por un caballo.
Por último el ingenio para apartar las ranas del agua de beber, es un sencilla trampa de muelle que, al saltar una rana sobre ella, descarga sobre su cabeza una serie de golpes de martillo hasta que, se supone, la rana queda inconsciente y por tanto no es capaz de saltar al interior del barril del agua.
Además inventa otro accesorio revolucionario. Un ingenioso sistema de lluvia artificial dispuesto a empapar todo, si funciona según lo previsto, en caso de incendio.
Duran las obras tanto tiempo que los Sforza se tienen que ir mucho tiempo a comer en mesas de sus amigos o retirarse a una casa de campo.
No todo funciona bien (Leonardo fue más teórico que práctico), e incluso algunos cocineros piden armadura por la gran cantidad de artilugios y los peligros existentes.
Se acerca la hora de la inauguración, pero eso será otra historia.




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